En la boca


Está el aire inmerecido en la crucifixión vacía.

En la boca
el beso de la muerte no deposita ese silencio
ni toca el alma
como ocurre los domingos pero es mi boca

No parte en dos la historia de la muerte propia.

El buen dios
El de la eterna ambigüedad con su salario de creyentes
navega entre la lluvia que despierta como viuda
y el aire pío ofrece su puñado de respiros
como si el muerto fuera un recién nacido
muriendo incompletamente por los que ni siquiera se aparecen
al inicio de mi boca


Y mi oración es una fiesta
que no deja de temblar sobre mi tumba
apenas de arena grano su pisada
y es miedo puro te lo juro, como el último suspiro
boca a boca.

.

Sacramento de la comunión



Está el aire inmerecido en la crucifixión vacía
al inicio de mi boca.

En la boca
el beso de la muerte no deposita ese silencio
ni toca el alma cuando apunta recto
ni parte en dos la historia de la muerte propia
como ocurre los domingos en un altar
pero es mi boca.


El buen dios
el de la eterna ambigüedad con su salario de creyentes
navega entre los rezos que despiertan como viudas
y cruza como canto gregoriano
donde el aire pío ofrece su puñado de respiros
como si la hostia  fuera recién parida
pero es mi bala.


Y mi oración es una fiesta
que no deja de temblar sobre mi tumba
apenas de la arena huellas fueron mis pisadas
Y es miedo puro contener mi último suspiro
al inicio de mi boca pero es mi bala.

.

(Conjeturas entre vendajes y emociones imperfectas)

1.-
Se supone que los manicomios
están llenos de hombres aterrados.

Se supone allí, una vida silenciosa; sin mujeres,
si no fuera por los delantales que recogen urinales.

Se suponen muchos misceláneos
aunque lo importante es saber
qué pasa en esos cráneos.

Se supone que esos cráneos
forman parte de poemas inmorales.

Se supone que todos esos locos
son poetas demasiado lastimados.

Y las mujeres abandonan esos trozos, con facturas y arañazos.
Incluso escombros del sistema de vidrieras
Me refiero al financiero. Se supone.

Los manicomios están llenos de poetas inmortales
perseguidos por mujeres inmorales. Y eso es cierto.

Se suponen deprimidos, anclados al dilema
de si quieren o no quieren las mujeres.

Por manicomios pululan aterrados los maridos
y marinos con morfemas
aburridos de cazar siempre a igual ballena.

Se supone
que hay grandes posibilidades de alcanzar la felicidad por aburrido.
El aburrido está condenado a la felicidad.

No sé si soy sentimental o semental
en este manicomio matrimonio entierro y eterno teorema

para el cual escribo planos versos. Se supone.


2.-
Esta mujer que me ha tocado ya me avergüenza. No por ella. Si no por mí.
Nada saco en hacerme el loco.
Insiste y me porfía
Me persigue por la pensión alimenticia
Por eso mismo temo ciertamente
ahogarme en un río de mujeres en viudez
A las vaginas pondré mil llaves, no lo sé;
huinchas adhesivas
corchetes o morfemas.
Sigo amando los paseos con lluvia oblicua
a toda marcha
pero con mujeres cerca es peligroso.
Estoy aterrado seriamente
y descompensado en mi auditorio
Insiste en que trabaje porque quiere comprarse unos terrenos
Y cambiar el dormitorio
por una quinta de recreo.
Pero yo no quiero hacerla mía
mas bien quiero que sea de otro
así que la extorsión ya no le sirve.
Estoy igual que mi tarjeta.


Los manicomios están llenos de viudos a punto de triunfar
con ademán y despedidas.
Es inevitable el desenlace
cuando la mano alzada oscile
de uno a otro lado.
seré feliz como un profesor ante Pitágoras.
Oh, mi dios; pienso en inglés mi dominó
estoy a punto de cagarme de alegría
¿o es de tristeza?. Es metafórico este poema.


3.-
Al fin se acabaron las visitas
saturaron mis ternillas
Y yo no quiero salir a trabajar.
No quiero que regrese.
Quiero que me deje.
Que nunca más sospeche
de que estoy a punto de ser, un ser feliz.
Cada vez que escucho voces me estremezco.
Me arrancaría las orejas por no escuchar su voz.
Dicen que me pasa lo mismo que a Van Gogh.
Que desapareciera
es lo que quisiera.
Y hay otro que me dice:
“la tengo entre los párpados cerrados”.
Que se la meta por la raja sin balbuceos.
Verá que ni se le corre el maquillaje
antes de repetir el ajetreo.
Me calaré este yelmo de Mambrino
con Tizona, lápiz Bic o la Colada
explicándome a mi mismo
este luminoso e inmenso miedo.
Estoy a punto. Te lo juro.

Aunque en verdad si no me entiendes
me importa un bledo.

De ese árbol caído

De ese árbol caído
que fue mi incontenible nube de congoja cruzado en el camino;
tendré hoy en esas ramas
ya demasiados tajos
De los cuales
nadie dirá que ya es muy tarde para tanta ruina y sus pedazos
pues concurrirán sus tablas a mis pasos.
Entrando a mi espléndida ciudad con dentelladas
saludarán apenas esos cortes entre dientes
y con sonrisa prima hermana
me darán palmada y juramentos a pleno hachazo
Haré como que entiendo todos sus saludos y exabruptos
Daré mi paso atrás siempre subiendo
y diez disparos hacia las nubes batallando
apoyado siempre en la baranda
les diré adiós desde los nietos a sablazos.
Me olvidaré de ellos y me iré tan sanamente hasta allá arriba
que no me alcanzará su mordedura en esa empalizada
Habré llegado arriba y no volveré ni aunque lo lloren
la cabeza a esos despojos.
Será cordial todo mi saludo
desde arriba en la estacada
y despedida disparando

Vámonos

Vámonos ya deste comienzo que es el fin
de tanto sufrimiento.
Antes de la incógnita del miedo
sin saber por qué
ya todos dieron su tapa y su portazo
y algún que otro delicado parapeto parpadeando.
Saludé a cada uno
y no cumplieron ni con el protocolo
violentando cada uno su propia sordidez
y el respetuoso;
se hizo el sordo.

Lo que más duele son aquellos que perdieron
la fe de lo que fuimos
nadie ya recuerda nada de los muertos
nadie es nada en casi todo
el juramento era un brillo en la piscina
a lo más
la mera desconfianza era un fundente
y si alguna vez el espejo fue una sombra
hoy el espejo es un vacío.
Aquí estamos confundidos
apenas en silencio con la boca abierta,
estupefactos y tullidos.
.

Elisa y Galatea

Y aquí está uno y otro

Salicio y Nemoroso
cual pastores lamentando sus amores sin ovejas
y del rumor quejando blandamente
de Elisa y Galatea lamiendo sus heridas
Uno y otro al desamparo ardiente de las frías.
Salid lágrimas corriendo. . .
Se muera quien se muera nada importa
entre la estival y la floresta ambos ni adivinan
como el amor se muda en otra esquina
y que en las líneas de sus manos está la brújula perdida.
Caminando es tanto el abandono que ni cantando
esas mujeres vuelven grupas.
Sueltas van por su destino
pero ésas, . . . enlazadas
¡Ésas no volverán
Las verdaderas amarradas permanecen tan dobladas
con embates estiradas y enlazadas.
Voluptuosa Stabat Mater dolorosa
Grandes hembras valerosas
despejadas y tranquilas
dando saltos son atadas ambas dentelladas:
Galatea y esa Elisa.

Galatea:

En el espejo está la prueba del balazo:
boca y lengua.
en mi placebo inventando otra vez un beso
se me enrosca como boa hacia el surco ese banquete.
Eja, Mater dolorosa
Ante un mojado rastro mi cíclope reclama
de la garganta opaca suspenderme de aquel grueso.
Con deleite entramos y salimos de un poema a otro.
Traza Elisa el contorno de mi boca esa caverna,
susurrante y muy profunda.
Por los pecados tan feroces de tus piernas.
Por pecados
por pecados jadeantes silenciosos
y más abiertos que mis muslos.
¿Cómo llamar,
esa sombra que me retrata en la misma luz Elisa?

Elisa:

Galatea llama mi palabra en la primera
contráctil a la altura del diafragma,
me obliga el seso hasta allá adentro,
hasta lo que entrama en el movimiento
de parir
y desdecir el incendio de mi pecho.
Mar difuso es la voz desde mi escuálida,
que muerde y mortifica.
Sé que este amor ya no es de lo sonoro.
Aunque su luz le viene de sí misma y de su cuerpo
pone freno y frenesí lo que gozo deste infierno.
Es hosca Galatea entona madre y desentona padre,
armoniza angustia ya sin prisa,
despedaza su vacío y desmenuza todo el mío.
En aquel cepo oculta va su carne
Ora y mora en los pliegues de la piel
y en la íntima cornisa, afligida de su lengua la divisa
carnea al hueso mi morada,
y no la sé
en la que me viene murmurando ese lugar ciego
que anuda madre y padre desanuda.
Quien gesticula adentro es esta muda bien ganada

.

¡Enfermera!

Llamarla amarla gritarla
A la llamarada está esta Sara

Ella me asiste en el sueño con delantal de lino
Susurrante frente al vacío voraz de mi vena concubina
Y tan blanca que es puro dormir
si me inyectara diamantina.

La tentación de asomarme ya me incita
Me asomo y me freno,
vacilo y me duelo
entre sueño y delirio
su aguja comprende.

De mis carnes buscando está mi vena
algún suero
Hay que inventar un beso que infecte
Una demencia en la sien que me duerma
Y ella me entregue sin tregua la dosis.


Sara promete placidez que libera.
Sara
me habla:
otra vez con murmullo

Sara del mal que hace casa.
y aplaca mi avidez aficionada.

¿Qué a mí mal me dices?

Poeta: ¿qué a mí me dices?
maldito obsceno, oráculo y eco
de mis secretos y de mis besos.
Acorta ese murmullo, acalla;
préstame esa lengua fúnebre
y ven a éste mi caos con mansalva
Apalabrando morir está mi sino,
donde la voz me alcanza sólo hasta tu orilla.
Nombre que no captura ni una ojeada
aquí en la sima.
Y tu palabra me clava de abandono
en el corazón de lo escrito.
Como una espada, la voz se me clava desde la raza
como las notas de un canto grueso
que va quedando
en lo lejano.
Entre siluetas está esa muda,
llena de púas.
En cada grito al pronunciarte
está la estría y está mi alma.
Poema ¿qué a mi me dices?,
Por mí te encarnas en esa herida
y así me salvas de la matanza.

RELIQUIAS DE 1897

El acto de la escritura me azota y se mece en el azar de los tambores
y el acierto está en el estruendo de algún dado


UN GOLPE DE DADOS


NUNCA


Pero nunca
será liberado
más allá de sus costados.


Todo Pensamiento emite un Golpe de Dados

(el cual nunca será liberado más allá de sus costados)

Donde se espesa la sangre palpita mi madre,
que no me dio tregua en la pasión ni respiro en el abismo
y del silencio que me absuelve en la palabra
está guardando allí
sin motivo aparente y adyacente a mí,                       Mallarmé,                       Mallarmé, 
en tu lugar
como un dios de púas en el vacío
en los vacíos blancos
en el vacío pleno.

Palabra

Dueña del universo
querría ser de otro para hacer callar la voz de mí.
Dueña de todo el alfabeto y las vacantes
dirá la cruz,
mi dios,
si se parece a dios
y sólo a ella todo mi grito nace.
En mi espejo está la prueba
Ella, boa y placenta urgente
clama a mi faro este saludo,
Perpetua.
Merodeando está el vacío en esa mar.
Mi palabra platica desde mi espina:
se ha ido yendo y quedando
desfalleciente,
doliente entre los hiatos,
. . . en esos blancos,
Y estalla
fundiendo
en todo mi texto
donde no alcanza nada para ti, lector.
.
.
.

Corazón con razón

Corazón con razón
siempre a mis ojos volando
está ese huerto.

Ah corazón,
con razón bajo el cielo
está mi ciruelo.

Bebo el vino a sorbos
y en el cielo me sumo
a esa paloma.

Con razón corazón
siempre a mis ojos volando
está mi huerto perplejo

Ah telegrama
Con razón que me dice:
Pon tus manos al fuego por la batalla.

Pero ese huerto ya no es el mío.
Tengo mi muerto
Y teje la tarde sus buenos espejos.

Me dormiré en la orilla
del cementerio
Evócalo tú; corazón corazón

Pongo mis manos
entre los astros
de mis propios bolsillos

En el ojo del vaso
mi cielo corta una rama
en el entierro de todo el ocaso

Ya no caen las hojas
corazón corazón,
Sacan sus pechos
al paso del hombre durmiendo en la orilla.

Las sombras son besos
alrededor de mi boca
y el vaso salpica con ira
mis labios con vino
con toda razón corazón.

.

Si hay algo que recuerdo de la casa

Si hay algo que recuerdo de la casa
son sus altos muros boca abajo.

En esa casa ya era de noche
mucho antes del mediodía.

La casa de los niños delira, incuba
caballerizas.
Incuba primas-ataúdes,
tías con sus tocados y sus baúles.
madrinas con sus escotes
novicias
Pero a esas camas yo
no volvería.

Es hora de irnos hacia los niños y sus olvidos.
Es la ruina
esta rutina
y a la hora de la misa se destruyen solos
los territorios.

A los bosques sin nidos
se fuga el tiempo furioso.

La luna que es esa viva



La luna que es esa viva
entre los blancos barrotes de mi cama
no vacila entre los dedos de mis pies al asomarse.
Y si mi lobo aullando entre las sábanas
atendiera ese ojo blanco
ni escrutaría el sopor que custodia esa luna centellante contemplando
mi loma en los colmillos.

Lo que es llorar llorar en mis vacíos; es muy distante.
Ya sé
me dirán que la forma de expresarme es como un vicio.
que soy literal a mi salario;
a mi raíz desordenada
y que combato con las servilletas
como si fueran constelaciones perfectas.

¿De dónde me viene este viaje?
Sin bajar a la ventana
diré que es el paisaje el que me cubre como un traje
el cual se ve muy triste desde mis verbales trenes.
Si ya perdieron el camino que dejó mi teoría,
lo cual me da un escalofrío en cada ojo
les reitero, mi voz es pura imagen.
Que en este pecho
el cual es una forma de describir el universo
(no te daré en el gusto comentando que ese era mi verso)
sólo hay un abrazo que me dice
que está solo y cansado de las repeticiones.

Así no más son mis circunstancias
y lo que dije es apenas consecuencia pura de mis actos
En la conciencia de los pájaros picando otoño
hay sueño de fieltro descansando en los sillones.
Consecuente con mis astros
comento mis amores fragorosos como héroe naval.
Hay pólvora en mi pupila
como para honrar la muerte de mis vidas
mis portazos sin premoniciones,
que como dije son más que siete.

Pero como ves
una vez ya te lo dije
Creo que me estoy comiendo mi sombra de hombre muerto
y lo que es peor no hay furor que me comprenda.
Me expreso mal: no tengo oyentes.
Por lo tanto levanto mi sombrero
saludando hacia la izquierda y la derecha
Levanto un pie
y entre los dedos asoma lucidez y esa luna luna que me enferma.

Aquí están los enfermeros
girando mi cuerpo quieto hacia la izquierda,
lavando esos pies de niño porque me viene la embriaguez del día
en la que una vez más me acordaré 
del nombre que me llama
y del número de cama.

...

No eres nadie

Y me lo dice el padre de mi padre
parado a los pies de donde está mi cama.

Dice que soy el nieto muerto
en ese velador con la jeringa como crucifijo.

A pesar del duro sacrificio de mis ojos mustios
veo cuanto le molesta mi blanco inmaculado
y el rumor de rezos de mis hijas.

Cuando escucho reír al tuyo, padre,
al borde de la cama comentando
con los pies tan sucios:
t u   h i j o   e s   u n   i n ú t i l 

Tengo menos canas que tu padre
y las pocas son tan albas
como las sábanas del lecho en el que duermo.
Y eso que no me puse en tus zapatos.
Y mucho menos en los malos pasos de tu padre.

Espero que se vayan ambos. No estoy muy apurado.
Ni quiero persistir en estas letanías medias muertas
mientras viva.

Aquí persiste cada día
esta niña que podría ser mi hija
y que en los ojos me aborrece
porque ya no quiere más mi compañía.

Me parece
que ya babeo mucho.
Que cojeo y cabeceo.
Se me caen las manos muy despacio
antes de mirar esa comida fría.

Niña dice:

. . . p a p á ;
u n a   m á s   y a . . .

Pero los labios no son míos. Ni siquiera los sonidos.
.
.
.

Jorge Tellier me lo decía:

en la yema de las ramas siempre hay una promesa
y en la yema de los dedos
un saludo a los billetes.
en la niebla podría perderme cuantas veces quiera
y regresar desde años diferentes.


Estaba  en el espejo del Café Torres
Mirando el vaso,
Mirándose al espejo.
Estaba solo; con un pie en la barra
como velocista en la pista de ceniza.


en este mesón oscuro hay más funerales que un 1º de noviembre.
las flores del poema siempre son la cabecera dese moribundo.


No me hablaba a mí, si no al espejo.
A plena lluvia,
eran las cuatro de la tarde,
estaba con los ojos fijos, sin beber, de pie frente al mesón.
Tenía los pies tenues y empapados.


en la lluvia de hoy no vienen las huellas de las muertes.
de este vaso aún espero una respuesta.
no me acostumbro a ver llegar la tarde.
por eso bebo entre sus líneas.


Y yo le dije; cuando me atreví a hablarle.
No eres el único plagiario.
yo también alguna vez creí en eso.


Me despido de todo parroquiano
parado frente a un vaso de vino
como a un cáliz terminal.
me despido
de todo lo que dije


Eso dijo.
Santiago
1996.-


P.D.- (Espero vivir muchos años en otro oficio).

El muro suena como piano

Tocan el piano al otro lado de este muro
(También podrían tocarlo al otro lado de la luna)
o suena el muro.
Junto a su flor de pluma, y sus molduras
extraños peregrinos lo miran con sorpresa
en las paredes deste cementerio.
Su tiempo está en el centro
pues al otro lado deste muro
los días son confusos
Este muro que yo sueño
que no es cierto
tiene muchos pianos
y otros muebles cruzando mis costados,
Hay pasos sin sus caminantes
y vientos que desfilan con sus tapas negras
Y hasta el otro lado deste muro
son portazos de la lejanía.
El que se clava en mi costado
es un muro en blanco y negro
pero el muro puro
es blanco muro
y por lo tanto, no es el muro, es acantilado.
Estoy cómodamente instalado en un rincón
al otro lado de este muro que no es posible
leyendo el piano triste.
Yo persisto mudo en el felpudo
con los brazos cruzados y amarrados
y escuchando el piano que no existe

Contemplando miniaturas


En el primer baúl que no era el mío
nunca existieron abanicos.
Se abrían cartas con sus cintas y gitanos
al futuro que debía, ciertamente,
prepararme.
A lo más
aquellos tiempos eran los duros y de viajes.

Al pasar el tren en la estación del Sol
hoy me lo demuestran los dibujos.
todavía me aprietan los zapatos
al sonar ese acordeón rodante.

Pasaban los viajantes, Julio Verne
con témpanos chorreando muertos
y los fantasmas del Estrecho Magallanes
maldiciendo misioneros con Salgari;
y combatiendo en el Congo de King Kong.

La tierra vieja era la del Fuego con sextante
y la casa nueva era la del Sol, con árboles frutales.
Absolutamente nada sería original
en esas flamantes veladas musicales.
Más allá de todo imaginario
la casa siempre pertenecía al Capitán
que viajaba por la espuma de los mares.

En calaminas o glicinas nunca faltó ese piano oscuro
incluso mas allá de los roperos resonaba
donde avergonzado practiqué algunos bailes
a pesar de los portazos de tres cuerpos.

No se repetirán esas damas de salón.
¡Acariciadles, varón! ¡Acariciadles!
Esos senos de canela, decía el tío Vadinho,
hoy ya muerto de su Señora Flor.

Eran primas en escenas familiares
que no volverían a la patria.
Notable colección de mis recuerdos
al cerrar los ojos que cultivan mis pesares
Siento que las toco y resucitan.

Sin embargo
en el primer baúl de aquellas hijas
nada era comparable al Castillo Greyskol
y su habitante defensor de los secretos;
el cual, ni más ni menos,
era el príncipe de Eternia con mi hermosa cabellera.

Muchas veces traté de levantar la espada,
pero era muy pesada entre todas las novicias.
Y esas largas bocanadas de café tostado
que alguna vez las hijas prepararon
al fragor de mi jornada ejecutiva;
me hacían mal al corazón y sus delicados capilares.
(Contar quisiera
de mi jornada combativa)

Se nota que ha corrido el tiempo.
Tanto
que permanezco en esta pieza
y no recuerdo a Eskeletor
ni a ese Conde Pàtula.
Pero a mis hijas, si es que tuve,
las recuerdo con proeza,
balanceando con ahínco sus columpios, creo.
Confieso
que para ellas compré a un alto precio
los globos con el rostro del Magnífico.

Estoy adolorido.
Me duelen fieramente los tobillos, acaso por tanta caminata.

Volviendo a mi castillo
y tendido en esta cama con los mirlos y con los cuervos
que picotean en mis ojos, te repito:
es posible que yo haya viajado desde tierras muy lejanas
cargando mis baúles sin abrirlos
y en estas tierras residí hasta morirme,
pero quise,
si es que quise o sucedió
cambiar los aires
y azotar con tempestades del invierno crudo
mis afectuosas relaciones familiares
comprobando que la felicidad siempre está en otra parte
en el Lejano Oeste,  en el centro de la Tierra o en los cráteres lunares
pero nunca nunca al alcance de tu mano.

Junto a mis baúles que parecen ataúdes
está el mínimo equipaje de mis hijos.
Dicen que los míos,
ya no valen ni un comino el acopiarlos,
ni menos recordarlos. Son deshechos,
vejestorios indignos de un acopio.

Y ya lo ven.
Aprendan la lección.
Hay tanta nostalgia en un juguete de la infancia
como en un computador.
Solo esperen
esperen
que se pongan amarillos
pues los dientes de los óxidos
harán todo el trabajo sobre el resto ©

¿Qué pude haber soñado ayer que no esté viviendo hoy,

¿Qué pude haber soñado ayer que no esté viviendo hoy,
si estoy recién y a mil
inaugurando la adultez que ya disuelve
al puro adolescente que ya era?
Es muy larga la pregunta y confusa la respuesta.
Mas lo intento.

Él se muere. Ese imberbe que yo era ya no juega
pues no miente.
Soy el hombre solemne desde ahora. Lo prometo.
Y soy ese hombre debajo de las páginas del diario.
Se me sale un nuevo rezo en vieja boca.
Me persigno.

Me aproximo a la lluvia desde el hombre tembloroso que ha nacido.
La lluvia es una cerradura
que balancea peligrosamente mi nombre de costado
por lo tanto, desde ahora
soy el hombre del candado
con sus lluvias principiantes al pie de su nuevo acantilado.
Me mareo.

Soy el hombre nuevo que ha nacido. Te repito:
hay herrumbre, volantines,
en mis pasos aprendices con nuevos filos palpitantes
que podrían oxidarme.
A pesar de todo soy un hombre nuevo inmaculado. Te lo juro.

Están los picaportes y tus secretos diarios que diluvias.
Hacia ellos con mis primeros pasos y sin miedo
yo también camino.
Piso con cuidado. Cuando empiezo.

Soy el hombre de los ríos tristes
que no evoca y que no tiene sentido sin heridas.
Soy el hombre más contuso. Y seré el sumiso si bien pides.
Soy torrente nuevo
por remotas traiciones respetado.
He nacido.

Aun así; puedo ser el hombre del desierto. Si lo quieres.
Soy el hombre aquí en la mira sentencioso que convoca. Voy a misa.
Abro un libro de poemas. Soy el sordo. Ni te miro.
Se congregan los dolores feligreses de mis astros
y no debes mirarlos con desidia pues me duelen.

Se me hielan las espaldas con tus dichos
que goteando están de puñaladas sin sentido.

Soy el hombre roto y equivocas; no traiciono.
A mi cabeza desembocan esos ritos en desuso.
Siempre creo.
Me trasporto un poco más allá de tu horizonte.
Tengo miedo. Soy el nuevo.

Estos torniquetes son harapos.
Yo no soy pues me marchito. Te repito.
Hoy me duelen
y no puedo ser el hombre de la calle cuando mientes.
Porque lloro.

Soy el hombre que concurre con francotiradores
pero soy el hombre manso para siempre. Te lo he dicho.
Me disculpo sin fracciones.
Sí hombre.
Sí mujer.
Soy tu confidente. No me mientas. Yo te creo.
Nunca más.

Hoy es lunes, soy de nuevo
y me amontono en las primeras letras de este mes.
Me adoso desde el otro lado colindando como era mi pasado
y me atoro desde el niño como todos. Por un rato.

Soy el sibilante, indulgente y expresivo. No he partido.
Me la creo
y me quedo.

Soy de nuevo un hombre adulto
que tose en la función de ópera con extrañas expresiones
porque, al fin y al cabo
soy también un hombre culto. Tú lo sabes. Disimulo.

Tengo ese frío con tres letras que es la tos,
a punto de sufrir esas penurias económicas
y no alcanzo a ese frondoso que tú quieres
y por el cual daría la vida. Si pudiere.

Soy el hombre pobre que te mira con vergüenza
y me rehúso ser esa moneda postergada en tus bolsillos.
No lo dudes. Estoy tranquilo. Me la puedo.

He visto a mucho disipado en este rito confidente
que se burla de nosotros los creyentes.
Aparte de ustedes que se cuelan
no conozco otros seres que se crean lectores superiores
y en el cine
ya no alcanza el escenario para tanto contendiente
que aparenta y que no tiene.

Al conducirlos en esta caminata de mi vida, mis queridos;
soy el guía.
Sin mí, estáis perdidos.
Soy el hombre que los burla junto a un árbol grande
Naturalmente estoy horrible al sugerir alguna sombra
que no entienden. Pero ella lo adivina.
Pues me cree.

Estáis furiosos y ofendidos.
Me sonrío.
Lo noto en vuestras caras de pregunta
pero las llaves de sus posibles puertas son mis llaves
y esas;
no se las paso ni aunque ella me lo ordene
Porque miento.
Como ustedes. ©
.
.
.

El hombre estuvo con sus lujosos odios



















El hombre con su dios de máscaras
y culpas
con los vestigios de su juventud a cuestas
sin los descendientes fatales que le dieran esa última paletada
entre las arrugas que se permitió con ira.
El hombre con tabaco entre los dientes estuvo siempre solo.
El hombre estuvo con su patria y con sus vientos
Sombras y cadáveres ardieron debajo de su lengua
pero estuvo siempre mudo.
Estaban sus ombligos y parientes ricos, pero él
con billeteras, joyas y certezas
siempre estuvo lejos.
Ese hombre que dormía echado en aquel sitio de la plaza
adolorido en el bermellón de vinos
y que floreció tenuemente al calor de mis abrazos
estuvo siempre frío.
Ese hombre que gemía con los besos en la frente
y que en sus pulmones tosía funerarios ataúdes
estuvo siempre en la miseria
a pesar del pergamino.
Nada tiene que ver aquí el humano, si no el hombre
donde el poder de su mirada parpadeante
ardía en sollozos que eran moribundos.
Allí siempre estuvo su paisaje.
Ese hombre
estuvo siempre ciego.
Ese hombre que no sabe
ni recela de donde nace el río que navega
Sin embargo en ese río que tragaba sus caídas,
noticieros y jarabes
resistía corajudo.
Hoy me saluda brevemente
ese hombre
el que siempre muerto estuvo.

Tomar el té en lo de la tía Margareth


                                                  
(“Tu hermana solo se entiende así misma”)
La tía soltera que teje bufandas
se ríe o sonríe
mostrando limones eternos pero lejos de todo.
La tía caduca que envuelve los dulces ardía con Biblia,
en las ramas del árbol,
angelical y púber.
La tía sumisa
con su penacho de flores
toca el piano llorando en su blusa de furia y encajes
La tía del perro que amasa tortillas
no come cebollas
Y en su camisón desnudo
vanas son sus labores.
La tía la mansa
lo quiere
lo huele
en la bruma
en sus cuartos menguantes,
y un manojo de aguas ardientes
le llena la luna.

A la altura que vuelan esos ángeles de mi nacimiento

A la altura que vuelan esos ángeles de mi nacimiento
mis temblorosos dedos ya no alcanzan
ni a rozar el paraíso debajo de tus faldas.
Ya no alcanzan.

Hay situaciones y maneras
y contratos por el sexo que se arreglan
pero no le reconozco al cancerbero mis caídas
ni aunque duela.

Ni tampoco a ese mechón de tus cabellos
que te escuda en la mirada falsa de lascivia.

Me sirves té caliente,
el cual yo apenas pruebo pues no lo soporto
y me dices que hace mucho tiempo que no quiero
pero en verdad ya ni me acuerdo de ese encuentro
y no me opongo a ese divorcio
que partió desde el blanco matrimonio.

Me das unas galletas
que yo apenas mordisqueo
evitando en lo posible que caigan sus fracciones
ensuciando mi bragueta y su guarismo entero.

Dicen que estoy enfermo y en mi sano juicio
o como le gusta al juez ;
en pleno uso de mis facultades
a pesar de que goteo y no me atrevo.

Estás sin falda y estás de pie.
Y con horribles pantalones me has venido a ver
situación que comprueba tu desaire
a pesar que me suplicas desintegrar esos botones.

Los paraísos se parecen a las lunas
Pero son tus piernas blancas
imperceptiblemente aciagas
que me rozan móviles al nivel de mi garganta.

Vespertinas y desnudas son las que me palpan
a fin de que llueva para siempre muy por dentro
cómplices al fin de cuentas
y perversas a la manera de toda tu cizaña

Tan alto se abren esas piernas
que cual alas se confunden con las nubes.
Se desarman se deshacen.
Y me dicen que las ame para siempre desde dentro
y a las que alcance mi perfume
pues serían desde hace mucho tiempo, mi sustento.

¿Te puedes acordar del compromiso? Dices.
Por favor no seas majadera en mi desliz
que ya no puedo tocar ni con un pétalo feliz
mis cicatrices.
Ni mucho menos repetir mis antiguas atenciones.

Tema para el debate


Se sobrentiende que en el saco de mis huesos
hay que tener en cuenta que todo es
puro pellejo.
Lo digo desnudo; parado en este espejo.

Sobre inmensos callos callados está mi cráneo móvil
con párpados que a profundos pozos van estos recuentos
o esos vapores con sabor a nada
y que son los parpadeos del espejo.
Aquí la muda abrióse sin decir es mía
y las disculpas tambalearon sobre besos.

Mis labios son muy gruesos y mi lengua impresionante.
Es capaz de lengüetear hasta los rizos de las nubes.

Cada labio apretando sus secretos,
disparando pensamientos tan de moda.

…Se me ocurre cada cosa… ¡No me jodas!

Ocurre que me asaltan pensamientos majestuosos
sin pasar por esa hueca que mucho sabe del disfraz y de las muecas.
Lo digo parado en este espejo contemplando el cráneo denso
como mármol para un cincelazo de Camille Claudel
Déjame ser un poco presuntuoso. Soy así.

Está la nasal sin armonía oliendo a contraviento
muy viril
y eso que ha conocido el bisturí.

Atrás; la nuca ciega y sin respuestas golpeando aún está la puerta.
Dicen que por allí pasó mi esposa, Laura, Lili y Rosa.

Cada oreja muerta es Cristo y padre, amortiguados.
Me vienen las difuntas con gran miedo
a pesar de que estoy asegurado.

Y mis grandes genitales como frutas
meditando el por qué de sus tristezas
cuelgan muy espesas.
Aun están adoloridas por ese viaje allá en Venecia.
¿O fue en la Persia tul de Sherezade?
Eso no se sabe.

Sin embargo han hecho comentarios muy extravagantes.
Los perdono porque han viajado poco
y no saben lo que duelen esas estaciones del ferrocarril
que pretenden ser las terminales.

Mi estómago está plano como el tambor de los comanches
O el kultrun de los mapuches
O como el bombo de los circos
Suena con quejidos y tiene mucha hambre
Desprecio el callo de los sesos.
Se hace sabio por osmosis mientras pasa el tiempo.
Para eso como grasa. Dicen que amortigua la cirrosis.

¿Y mis caninos?
Están perfectos,
formados cual cadetes
en el desfile de Contastino emperador y sus lebreles

Y todo el esqueleto me sostiene
más valiente que Flash Gordon en la arquitectura de los góticos,
que
como en las películas de John Wayne
tiene sus telarañas y pistoleros ebrios
que pertenecen a la Sagrada Orden del Fernet.

Después de eso;
no tiene idea de lo que ocurre más allá de ciertos versos
a lo Dante o Maquiavelo.

Los intestinos y aparatos son complejos
con ellos no me meto
nadie sabe lo que el destino les depara cuando estamos viejos...
... nadie sabe lo que tienen
ni lo que muere en todos esos vericuetos
ni siquiera me divierto con esos viejos muertos
que a veces pesan kilos sin saber a lo que hieden.

Por supuesto que prefiero al seso ausente,
y ríase la gente a carcajadas:
¡Mi larga cabellera perfumada!

Lo que más quiero en este mundo es lo mejor.
Se desplaza ufana entre la gente como gran cascada
Esperando la fotografía
y su excelso comentario de las llamaradas.
Cuidadoso estoy
de mis aspavientos y maneras. Soy muy fino.

Vanitas la melena desdeñada
deliberadamente vana
flameando en las esquinas por placer a lo que vuela.
…A ver si tengo suerte con mi humorada juguetona…
Parado de puntillas en el abismo de todas las baldosas
tengo un gran cuidado al ejecutar la partidura.
Se me cae la toalla.
Estoy muy peinado y en pelotas
sin que se noten esas cicatrices de lirismo,
que me arranca por de pronto,
esa peineta de amargura en la página del cuento
Si supieras lo que hago para mantener a punto este portento,
en todo su esplendor y que es mi grácil cuerpo,
..no adivinarías...
¡Y una vez más,
ya tengo olor a nuevo para el día!©

¿Sabes tú lo que yo allí sueño?

Con salir de pobre de una vez por todas por lo cual está demás rascar la mano que me cosquillea
y echo de menos la corneja volando diestra.

Paréz – que valgo menos que un vacío.
que toda ruina permanece entre los datos de mis trabajos voluntarios
y los escupitajos sobreviven más que un nomeolvides.
Me han urdido.

Un oleaje de olvido es lo de menos
y una catástrofe de culpas está demás
Persiguiendo algunas sombras me vienen por detrás.
Te explico; . . . y por ejemplo:
es un escualo Apollinaire
Beaudelaire es un albatros
y Neruda es la babosa sin su caracola
Varlaine me atora con sus cuadros plásticos
Entre ellos y una bandada de gorriones en la ruta
no hay ninguna diferencia. Excepto en su aleteo.
En lo demás, los gorriones son perfectos.
Eran un batallón de acólitos todos los zorzales
tan poetas cantando con sus letanías
cuando en la tarde fría se va el Siglo de Oro
pagando el plato roto con sus coitos.

Alguien aun reza en la capilla de las editoriales
Mas esa capilla ya está vieja
en sus tejas no le queda un sólo clavo de poeta
Ya han doblado mucho esa trocha por donde cruzan los poetas
y del incienso de sus chimeneas es poco la humareda en la asamblea.

Parez-que lo fumaron todo.
La guadaña de sus versos arrasó con todo.
Le faltaron el respeto al protocolo de los viejos; todos.

Los viejos eran soñadores rupturistas cantando su aleluya
pero exigían su reajuste salarial ya que no eran los turistas
Era amable la gente de ese valle antiguo
y muy seguros en su discurso inaugural
lo que siempre hizo presagiar esos finales inmortales.

Parez-que no entienden ni una cosa ustedes
Se creen sabios pensadores. Son la plaga.
Pero si vieran a los mínimos que son respecto a los menores
saldrían a buscar su espantajo alumbrador igual que yo

Parez-que andan recitando unos poemas por la selva
con esclavos negros que cantan con su letanía
y con atoro el viejo Himno de los Proletarios

Ya está bueno que lo sepan. Volverán esas consignas
que al salir de la fabrica de plátanos
se acallarán al toque de corneta
como siempre ha sido entre los bárbaros.

Estoy apenas respirando en esta noche oscura de mi cama
y la enfermera
como cielo de letales
se abalanza, cubriendo mi cielo de los aires
para comprobar si ya estoy muerto en mis cabales.

No me llamaba Raimundo Echevarria















Sigilosamente a mi cama
se acerca ese muerto
que zumba a mi oído:


C a p i t á n,
p a d r e  m í o,
C a p i t á n  d e  n a v í o,


Era un poeta impuro
colgando de ese espectro vacío,

C a p i t á n.
P a d r e  m í o
C a p i t á n  d e  n a v í o


Tres toparon tres me talaron
tres veces lo escribí con brío


C a p i t á n
p a d r e  m í o
C a p i t á n  d e  n a v í o


Era un poeta infecto
cavando en mis ojos
se acerca este muerto
que murmura de frío:


C a p i t á n,
p a d r e m í o,
C a p i t á n  d e  n a v í o,


Devuelve el verso a Raimundo
que ese muerto
no es mío.

Mientras va en deceso



















(Quisiera, hijo mío,
que conservaras en la memoria lo hermoso de estos días;
tendrás necesidad de su recuerdo
cuando, como yo, hayas entrado en edades sin retorno)

Cuando pienso en ti,
se me viene al recuerdo esta frase de Alain Fournier,
Murió creo
en los campos de Francia no precisamente cuidando maizales
ni girando el Tour de France
Se perdió en una entrevista de batalla.

Dicen tus hermanas y tu madre que yo ya estoy perdido
Que será poco probable que vuelva a casa.
Mi derrota según ellas
Es tanto mi alborozo paso a paso, piedra a piedra y aleteo
que se me cae desde las patas de paloma mensajera este correo

Mi regreso a casa es un mensaje sin destino
por lo cual levanto mis banderas, luminoso más allá del cielo

¿Qué voy a hacer contigo, Cárcamo Rubén? Ni siquiera soy beneficiaria. . .

Sufrí un fogonazo en pleno pecho
cuando los malos se impusieron al vaquero
¿Vas al cine? ¿Viste a Dillinger?

¿Le darán esos remedios?

No me rompo la cabeza
en estas paredes de Babel amparo de mis golondrinas,
Se me ocurren invenciones cibernéticas
pero cuando traen las maletas me atacan inquietudes pasajeras
Hay versos venenosos en mis bambalinas.

Del primer Sputnik que surcó la noche de Quilpué
ya te lo conté.
El monstruo de esa Laguna Negra no deja dormir
se pasea en la cornisa la sonrisa tonta de Karloff.
Por aquí pasaron abrazados Maradona con Pelé

Me tiene tan cansada. . .

No falta nada en este aderezo de nostalgias
Me preocupa el pan de cada día
y la forma de matar el tiempo será mi crimen perfecto.
Cuando me encuentren muerto, cuerpo a cuerpo
frente a un televisor ardiendo,
¿Quién podría sospechar de Césare o Vallejo?

Parece que se ha ido. .

Te haré una confesión terrible hijo;
Tengo una gran sospecha:. . . la infancia no es eterna. . .
Hijo, me da mucha tristeza ver que pierdes tu tiempo
con tus dedos largos punteando en el teclado
El camino es corto; por lo cual es bueno hacer conjuro:
Polvo de alas de Campanilla y el té con magdalena
es lo que al tiempo dilata.

No escucho su respiro. . .

¿Cómo están tu madre y tus hermanas?
¿Estás bien? ¿Y tus estudios? ¿Tienes novia?
¿Dónde estás viviendo ahora?
¿Ha mejorado tu carácter?
¿Cómo están los tíos?
¿Me estás escuchando?
Camilo: estoy parado en la camilla.

Sería todo…

Hijo, en la mitad del patio pareces intocable y dominante.
Pero yo te veo el corazón más frágil que algún trino.
No sufras mucho, disfruta de la vida.
Cuando vuelvas, si es que vuelves, te dirán:
murió recientemente
la autopsia fue sin ruido
Los pájaros nos empiezan a cantar en pajaril
Eres un muchacho muy inteligente porque escuchas.

Al fin se fue. . .

Encontré a Alain Fournier y todavía no concluye la entrevista
Pero ya es mi turno de continuar con esa cita.

¿Tienes hora?. . .

El asunto es muy sencillo: vivir...
El asunto siempre fue sencillo...
Vivir...

Amada esposa




Ahí estás mujer pinchada y con tachuela
En esa misma sílaba intocable estás.

Con ojos cerrados pasa el viento despreciado por la estela de las naves.
Así pasé yo rotundo y puro
más lento que un bolero...

Hostia a pleno péndulo blindada
de mi llamado corazón acorazado;
te dije que mi morada eran los sueños de una foto
pero tú no lo creíste.

Concurre el sol caliente a la ventana
y mi sermón está desnudo a la ceniza
pero más confundido en tu figura que me intriga

Flechas de rutas traicioneras vienen de ese miedo aquí a la pieza.
Donde estés mujer con ese abrigo
dispara ya tus alas con alhajas al que quieras
Sé que en la traición son carniceras
y en la llave precisa de mi puerta está la herida
que me aterra en la maldita pieza sin salidas.

Por favor te pido que no pises la mortaja.

Vecino muerto

No es mío ese muerto. No es mío. Lo sé
Mas yo en ese muerto no quiero caer.

A ese muerto maldito
no lo cargo yo
que lo cargue la que lo mató.

Fue esa mujer de polvo y tacos
Esa fue la que lo mató.

Cada semana lo visitaba
Con bombones y pasteles
la que lo mató.

Aroma a licor de pera
solamente de ella era
el dolor
de la que lo mató,

Amarte quiero cada día más
pero en la huerta hay otras frutas.
Amarte de otro modo yo quisiera
pero aquí no más te quedas
Le dijo; la que lo mató.

Con un cigarro habano
Donde no alcanzo a llorarlo
Está el muerto adversario
que tantas veces maté.

Su vida en vecindario preciso
no fue un color de rosa
Él está muerto.
Y viva
la que conmigo vive;
la que lo mató.

Correspondencia.


































Me has dado en la pantalla aquella foto
¿Me perdonas si te digo que la amé?

La fotografía de su rostro
no podrá ser jamás borrada
como ese abrazo que le di una tarde
Y ella frágil, diminuta, entró a mi abrigo y se deshizo.

Me quedo contemplado aquella imagen
como el hombre que quiere ser dueño del futuro
para no cambiar ese pasado;
con la mirada en alto.

Lo que te escribo es un poema con la cabeza gacha
Aunque el poema protestará contra esa muerte,
la muerte será fundamentada.
Al menos como impulso de protesta te escribiré con estas líneas:

Los huesos, las rosas, los féretros y heridas,
todo se convierte en el poema
y el poeta y tú como lector son los bailarines
de la materia de esos sueños,

Aunque no creas.
En ese rostro
también está mi fin y el tuyo impreso.
Ángela me enseñó que se levantan casas y tantas como caen.
Que se desmoronan, amplifican,
se las destruye y reverdece.

Cada vez que lo recuerdo
aparece un campo abierto para nuevas construcciones
o una fábrica que humea contra el cielo barrido por el viento
y sobre él esa sonrisa que recuerdas como un gesto.
Se me hace un nudo en la garganta.

Las casas viven y mueren, me decía,
hay un tiempo para construir
y un tiempo de habitar
y engendrar espacios nuevos
y un tiempo para que el viento rompa de una vez por todas
tantas gotas que lastiman sin mojar los cielos ni envigados
que llegaron al sótano profundo y gotearon por las sepulturas.

Muevo las cortinas de su risa
como un lema silencioso en los pasillos de la escuela
y me apropio de estos versos para ella:

Vieja piedra para edificio nuevo,
vieja madera para hogueras nuevas,
viejas hogueras para cenizas,
y cenizas viejas para la tierra.

que ya es hueso y piel de animal nuevo
por donde la siguen todos sus alumnos
o profetas.

A sus clases que no terminan todavía.

Y eso sería todo

Y al fin el mundo tendrá su último latido
Escombro contra piedra será la marcha de mis lagrimones
hacia donde quedará todo detenido.

Ya me trasladan con cuidado. Eso espero ya rígido de muerto
pues en escombro me convierto.

Cuidado camillero, no tropiece,
si golpea
me dolerán entonces para siempre algunas partes de mi cuerpo.
Más respeto.
Ninguna arruga volverá, ni aunque yo lo quiera,
a su lugar.

Estoy más frío que la cama de linóleo
por favor no sea indigno
apiádese de mis pudores
al menos cúbrame esos genitales
y elimine la sonrisa de mi boca. Esto es muy serio.

Es posible que no tenga ni un pariente en este cuarto frío
y tenga ud. un trato funcionario hacia mis carnes.
Pero yo lo miro.

Como dije: para usted yo soy nada
un escombro más del día
Pero igual le pido, pues le pagarán con mi dinero,
lo siguiente:

Quiero los párpados cerrados
que nada asome hacia el mundo de los vivos ni los muertos
quiero irme para adentro y en mi mano izquierda una moneda
no vaya a ser que me dejen mirando frente al río, si es que existe,
por no pagar ese tributo en la autopista.
Mi derecha mano, mi mejor halagadora;
la quiero abierta al igual que en vida
sobre mi corazón que fue una estrella
No intente juntar mis manos porque eso da profunda pena
Y no tengo a quien pedir perdón.

Como ya es la hora de la colación
no comas ese pan delante de mi cuerpo
Me dolerán tus masticadas.
Podrás fumar si te apetece. Ya no respiro.
Que me afeiten y dejen el recorte de mi barba como un dios
Es solo por huevear.
Espero que alguien diga un discurso y que me lloren
que presenten sus respetos
como corresponde a quien tanto quiso
No quiero que suenen las trompetas
Pongan algo de los Beatles.

Y los vendajes que me envuelven serán duro silencio.
Y es todo lo que quiero en el momento.

Irá rodando el catafalco sin pinchar sus ruedas
despues del rito, directo al crematorio cumpliendo la etiqueta.

Para esos que me llevan desfilando
por el camino bellamente dibujado con cipreses
se perderá la luz y sombra de todas mis contiendas.

Tal vez se caiga alguna hoja de algún árbol hasta mi pecho
Sería bonito si es que alguien se da cuenta.

Levanten la cabeza mierdas
Que el día está muy lindo.

He quedado solo una vez más con sólo un familiar.

Este paisaje es duro y oprime como sombra
me aprieta con sus dientes contra el pecho ya sin luz
Me incendia.

Pero no importa.  No llegará el anochecer.
Me iré en la luz de tanta llama.
Sin golpes ni a empellones brota todo el humo denso que sale de mi cuerpo
y el escombro ya es ceniza que se barre, se acumula
y se almacena.

Me lleva hacia el mar, con pena, la que tanto quise.

Y frente a los pliegues blancos de las olas
mi ceniza emerge por el aire cual bandera confundida en el paisaje.

Volar
volar
fue siempre y todo
lo que quise.



.

Sin rendirse



Estos recuerdos no quieren más cielo
Estas manos no se ablandan con hostiles
Este rostro no se rinde más que con el sol.
Este corazón se pliega en luz tan simplemente
que este camino se pierde en sombras de un sólo cielo
de donde proviene dios
y no se da en su caída ni a favor de sus pendientes

Largos caminos, la tropa y la rosa, jadean,
Todo tiene sed,
Todo mastica un cielo sin agua.
Una profunda arruga clavada
es la grieta del alma que parte los labios y reduce los besos.

Vuela una golondrina de mi barba rubia.
Duermen feroces llamas dentro de mis huesos.
Porque cuando todo arde sube la vida que fuimos.

Hace tanto tiempo que todo tiene sed
Por los agujeros de mis huesos entra y sale la muerte,
Y el humo arrebolando golpea en los techos.

Cenizas es lo que permanece
Se termina
Todo expira

Y arriba,
en las guaridas del humo
en la gran bandera del fuego
un gran rojo vehemente amanece
de incandescentes palomas
vuelan de cales 
y de mi horizonte
cuatro paredes.


Un adiós entre vientos ardientes
nació de mi frente.
NOVELES

Helo aquí
lleno de mareos y pústulas
al que ha de morir adolescente centenario
se le acaba toda fibra de su camisa parda
y toda lucidez en el relato que pretende novedoso.

Se nos mueren por morir los noveles
y se nos viven lo vivido después de mucho tiempo
aquellos que nada han recorrido del cinismo
y que nada saben de la vida.

Piensan ingenuos y farsantes
que pueden decirnos cómo se consume el pan con gran ventaja
cómo dar abrazos y hasta saber cómo llorar
porque nosotros, esos; llorar no saben.

Beben un vino los imberbes
de nuevos mostos inventados
porque la uva de la ira no la reconocen.
Y cada gesto en la mañana me lastima
cuando a pesar de tanto sentimiento enano en el gentío
esos jóvenes conversos del vacío
esperan que su vida tenga algún sentido.

Más allá de sus narices romas
respingadas o futuras difuntas puntiagudas
repiten como loros la nueva teoría del abrazo
que se dividen en caricias y hematomas.

¡Cuanto hace que yo era de los mismos!
¡Cuánto espejo me devuelve esa mirada!
¡Cuanta cuenta no he saldado!

Vida que acelera la caída del vencido es haber nacido
Y lo peor de todo;
ser calcado en rostros nuevos... sin arrugas
y estar reconocido.

Es tan temprano
que la insaciable aurora no se abre
y estoy desnudo hasta el borde mismo mi cama.

El libro de visitas no se abre
Por lo cual no caen las gotas a mi alma.

Es muy temprano todavía
y no llegan adjetivos que me tocan
ni alaridos que me aplastan.

Apenas una tos y su quejido me vienen del pasillo.
y tengo un frío que no es mío

Como siempre se abren puertas que no suenan
que no vienen desde casa.

Y hay dos puertas frente al lecho
que a portazos cobran su venganza.

Madre tengo un frío que no es mío
y me reduce la insaciable segadera

Son dos puertas
madre
que no quiero que me abras
Por sus rendijas perceptibles viene la infancia que se muere
y mi padre cabalgando bajo el arco de la muerte

Déjame morir
madre
pero no me abras esas puertas
ni quiero que te vayas.