Con salir de pobre de una vez por todas por lo cual está demás rascar la mano que me cosquillea
y echo de menos la corneja volando diestra.
Paréz – que valgo menos que un vacío.
que toda ruina permanece entre los datos de mis trabajos voluntarios
y los escupitajos sobreviven más que un nomeolvides.
Me han urdido.
Un oleaje de olvido es lo de menos
y una catástrofe de culpas está demás
Persiguiendo algunas sombras me vienen por detrás.
Te explico; . . . y por ejemplo:
es un escualo Apollinaire
Beaudelaire es un albatros
y Neruda es la babosa sin su caracola
Varlaine me atora con sus cuadros plásticos
Entre ellos y una bandada de gorriones en la ruta
no hay ninguna diferencia. Excepto en su aleteo.
En lo demás, los gorriones son perfectos.
Eran un batallón de acólitos todos los zorzales
tan poetas cantando con sus letanías
cuando en la tarde fría se va el Siglo de Oro
pagando el plato roto con sus coitos.
Alguien aun reza en la capilla de las editoriales
Mas esa capilla ya está vieja
en sus tejas no le queda un sólo clavo de poeta
Ya han doblado mucho esa trocha por donde cruzan los poetas
y del incienso de sus chimeneas es poco la humareda en la asamblea.
Parez-que lo fumaron todo.
La guadaña de sus versos arrasó con todo.
Le faltaron el respeto al protocolo de los viejos; todos.
Los viejos eran soñadores rupturistas cantando su aleluya
pero exigían su reajuste salarial ya que no eran los turistas
Era amable la gente de ese valle antiguo
y muy seguros en su discurso inaugural
lo que siempre hizo presagiar esos finales inmortales.
Parez-que no entienden ni una cosa ustedes
Se creen sabios pensadores. Son la plaga.
Pero si vieran a los mínimos que son respecto a los menores
saldrían a buscar su espantajo alumbrador igual que yo
Parez-que andan recitando unos poemas por la selva
con esclavos negros que cantan con su letanía
y con atoro el viejo Himno de los Proletarios
Ya está bueno que lo sepan. Volverán esas consignas
que al salir de la fabrica de plátanos
se acallarán al toque de corneta
como siempre ha sido entre los bárbaros.
Estoy apenas respirando en esta noche oscura de mi cama
y la enfermera
como cielo de letales
se abalanza, cubriendo mi cielo de los aires
para comprobar si ya estoy muerto en mis cabales.
y echo de menos la corneja volando diestra.
Paréz – que valgo menos que un vacío.
que toda ruina permanece entre los datos de mis trabajos voluntarios
y los escupitajos sobreviven más que un nomeolvides.
Me han urdido.
Un oleaje de olvido es lo de menos
y una catástrofe de culpas está demás
Persiguiendo algunas sombras me vienen por detrás.
Te explico; . . . y por ejemplo:
es un escualo Apollinaire
Beaudelaire es un albatros
y Neruda es la babosa sin su caracola
Varlaine me atora con sus cuadros plásticos
Entre ellos y una bandada de gorriones en la ruta
no hay ninguna diferencia. Excepto en su aleteo.
En lo demás, los gorriones son perfectos.
Eran un batallón de acólitos todos los zorzales
tan poetas cantando con sus letanías
cuando en la tarde fría se va el Siglo de Oro
pagando el plato roto con sus coitos.
Alguien aun reza en la capilla de las editoriales
Mas esa capilla ya está vieja
en sus tejas no le queda un sólo clavo de poeta
Ya han doblado mucho esa trocha por donde cruzan los poetas
y del incienso de sus chimeneas es poco la humareda en la asamblea.
Parez-que lo fumaron todo.
La guadaña de sus versos arrasó con todo.
Le faltaron el respeto al protocolo de los viejos; todos.
Los viejos eran soñadores rupturistas cantando su aleluya
pero exigían su reajuste salarial ya que no eran los turistas
Era amable la gente de ese valle antiguo
y muy seguros en su discurso inaugural
lo que siempre hizo presagiar esos finales inmortales.
Parez-que no entienden ni una cosa ustedes
Se creen sabios pensadores. Son la plaga.
Pero si vieran a los mínimos que son respecto a los menores
saldrían a buscar su espantajo alumbrador igual que yo
Parez-que andan recitando unos poemas por la selva
con esclavos negros que cantan con su letanía
y con atoro el viejo Himno de los Proletarios
Ya está bueno que lo sepan. Volverán esas consignas
que al salir de la fabrica de plátanos
se acallarán al toque de corneta
como siempre ha sido entre los bárbaros.
Estoy apenas respirando en esta noche oscura de mi cama
y la enfermera
como cielo de letales
se abalanza, cubriendo mi cielo de los aires
para comprobar si ya estoy muerto en mis cabales.
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