Sin rendirse



Estos recuerdos no quieren más cielo
Estas manos no se ablandan con hostiles
Este rostro no se rinde más que con el sol.
Este corazón se pliega en luz tan simplemente
que este camino se pierde en sombras de un sólo cielo
de donde proviene dios
y no se da en su caída ni a favor de sus pendientes

Largos caminos, la tropa y la rosa, jadean,
Todo tiene sed,
Todo mastica un cielo sin agua.
Una profunda arruga clavada
es la grieta del alma que parte los labios y reduce los besos.

Vuela una golondrina de mi barba rubia.
Duermen feroces llamas dentro de mis huesos.
Porque cuando todo arde sube la vida que fuimos.

Hace tanto tiempo que todo tiene sed
Por los agujeros de mis huesos entra y sale la muerte,
Y el humo arrebolando golpea en los techos.

Cenizas es lo que permanece
Se termina
Todo expira

Y arriba,
en las guaridas del humo
en la gran bandera del fuego
un gran rojo vehemente amanece
de incandescentes palomas
vuelan de cales 
y de mi horizonte
cuatro paredes.


Un adiós entre vientos ardientes
nació de mi frente.